Nuestro instituto ya tiene sus dazibaos. Los alumnos de primero de ESO han colgado en los pasillos sus reflexiones sobre algunos de los libros que han leído. Es un trabajo escolar, claro, pero siempre impresiona ver escrito sobre la pared de ladrillo el trazo de una palabra en inconfundible caligrafía. Sobre el muro, como rompiendo un silencio arcano, leemos: “Espacios peligrosos”, “Prohibido tener catorce años”, “El escritor asesino”... y algunos sospechamos que a lo mejor no fue buena idea invocar a esos extraños seres que habitan entre las letras, misteriosos entes sin forma o con curvas indescriptibles. Los dazibaos del instituto nos advierten que se ha leído, que un adolescente ha dejado entrar en su alma algo más sutil que Chucky y que, quizás, su mundo se ha llenado de letras que traducen mensajes sólo para jóvenes.
Luis González
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